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FUI VÍCTIMA DEL MALTRATO DE MI NOVIA



Testimonio

 Me llamo Pedro Perez. Logré zafarme de una relación contaminante que tuve con una novia. Duramos cuatro años. Yo tenía 25 y ella, 34.

 Al principio todo era bonito, pero pasado un tiempo ella empezó a cambiar y quiso como convertirse en mi mamá. Me decía hasta cómo tenía que vestirme. Eso no me disgustaba, para mí lo importante era evitar problemas y entonces no me ponía algo si a ella no le gustaba. En ese momento yo todavía era feliz.

 En realidad, estaba muy apegado a ella en lo sexual. Ese fue uno de mis mayores errores, pero me demoré en darme cuenta.

 Un día ella llegó a mi casa y vio que yo no había pagado el recibo de la luz. Todavía quedaban como tres días para pagarlo y a mí no me preocupaba, pero ella era muy estricta y empezó a tratarme mal. Palabras feas, groseras.

Pensaba que no lo había pagado porque estaba con otra mujer. Ahí empecé a cogerle pero como vivía con temor de que me dejara, empecé a hacer de todo para complacerla, sin poner ningún tipo de límites.

 Nuestras peleas eran muy fuertes, de repente empezó a darme cachetadas, a pegarme con el palo de la escoba; me tiraba el teléfono si estábamos juntos, me empujaba. Eran muy duras y podíamos pasar cinco días peleando, pero siempre todo se solucionaba con sexo. Así se me olvidaba todo.

 Otra noche tuvimos una discusión muy fea, ella llegó totalmente enfurecida a mi casa a celarme, a gritarme, a pegarme, con lo que encontraba. Salió del apartamento y volvió como a los 20 minutos con dos policías.

 Les mostré cómo había quedado todo: el televisor roto y la cocina y la sala destrozadas... pero ella sólo pedía que me llevaran preso, con el cuento de que la había maltratado, y mostraba que tenía los brazos rojos. Claro, porque a mí me tocaba agarrarla fuerte para tratar de calmarla, pero yo tenía la camisa rota y rasguños. Los policías dijeron que si yo me iba preso, ella también, y se fueron.

 Nunca le fui infiel y mucho menos me atreví a pegarle. Le tenía miedo, pero ese día sentí pánico, literalmente. No soy un santo, yo también llegué a ser muy despectivo y grosero, pero eso surgió por todo el maltrato que recibía.

 Después de la pelea esa pelea me dijo que era un desgraciado, un loco, y que la volviera a buscar sólo cuando pidiera ayuda. Es que yo creía, de verdad, que el problema era mío, me culpaba todo el tiempo, me sentía como una cucaracha, si me pegaba yo pensaba que me lo merecía.

 Mi intención era pedir ayuda para volver con ella, pero con el tiempo, gracias a la ayuda de profesionales, empecé a soltarme y a liberar mis culpas, a darme cuenta de todo. Solo no pude, es claro, casi me volví un adicto al psicólogo, lo veía por lo menos tres veces a la semana y las reglas eran como las de Alcohólicos Anónimos: sólo por hoy no llame a su ex novia, sólo por hoy no la busque, es sólo un día.

 Tuve recaídas, como a los 20 días la llamé para decirle que estaba en un proceso terapéutico y que estaba haciendo cosas por la relación, pero cada vez me sentía más fuerte y al oírla ya no se me revolvía tanto el estómago.

 La psicóloga fue muy dura conmigo, me hizo confrontarme, me preguntaba cómo me veía en cinco o en diez años, casado y con hijos. Tuve que pedir mucha ayuda y mi familia siempre me apoyó con todo, porque hasta dejé de trabajar, entré en una depresión horrible.

 Estuve en terapia como cuatro meses, fue un proceso difícil, para mí era complicado contarles a mis amigos que tenía una novia que me pegaba, por el machismo de nuestra sociedad, pero luego empecé a soltarme y ahora lo cuento con naturalidad, hasta me río. Ya no hablo de eso con rabia ni con desprecio.

 Ella sufría de celotipia, era obsesiva, compulsiva, era en extremo egoísta, sólo pensaba en ella, pero claro, yo también tenía problemas y sólo no pude resolverlos. Fue imposible, necesité ayuda.

 Quiero darles mucho a los demás, pero nunca pensé en mí y eso es lo que he aprendido todo este tiempo.

 Lo importante es no tener miedo de buscar ayuda, y más si uno es hombre porque en esta sociedad machista eso se ve raro, que sea la mujer la que le pegue a uno. Las noticias siempre son al contrario.

 Ahora, trabajo en una fundación y ayudo a otras personas que viven relaciones tan tóxicas como la que yo tuve. Me casé hace un tiempo y tengo un hijo de tres años.


NOTA: COMO HA CAMBIADO EL MUNDO Y AL PARECER ESTOS CASOS SON MAS FRECUENTES DE LO QUE UNO PIENSA

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