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CONSEJOS DEL PAPA FRANCISCO PARA SER FELIZ



"Viví y dejá vivir, es el primer paso de la paz y la felicidad".

"Si uno se estanca, corre el riesgo de ser egoísta" y "el agua estancada es la primera que se corrompe".

Moverse "remansadamente", término que tomó de un clásico de la literatura argentina. "En 'Don Segundo Sombra' hay una cosa muy linda, de alguien que relee su vida. Dice que de joven era un arroyo pedregoso que se llevaba por delante todo; que de adulto era un río que andaba adelante y que en la vejez se sentía en movimiento, pero lentamente remansado. Yo utilizaría esta imagen del poeta y novelista Ricardo Güiraldes, ese último adjetivo, remansado. La capacidad de moverse con benevolencia y humildad, el remanso de la vida", sostuvo.

"Sana cultura del ocio", disfrutar de leer, el arte y los juegos con los niños. "Ahora confieso poco, pero en Buenos Aires confesaba mucho y cuando venía una mamá joven le preguntaba: '¿Cuántos hijos tenés? ¿Jugás con tus hijos?' Y era una pregunta que no se esperaba, pero yo le decía que jugar con los chicos es clave, es una cultura sana.

El domingo es para la familia: Es difícil, los padres se van a trabajar temprano y vuelven a veces cuando sus hijos duermen, es difícil, pero hay que hacerlo", recomendó. En la misma línea, bregó por los domingos compartidos en familia. "El otro día, en Campobasso, fui a una reunión entre el mundo de la universidad y el mundo obrero, todos reclamaban el domingo no laborable.

Ayudar en forma creativa a los jóvenes a conseguir un empleo digno. "Hay que ser creativos con esta franja. Si faltan oportunidades, caen en la droga. Y está muy alto el índice de suicidios entre los jóvenes sin trabajo. El otro día leí, pero no me fío porque no es un dato científico, que había 75 millones de jóvenes de 25 años para abajo desocupados. No alcanza con darles de comer: hay que inventarles cursos de un año de plomero, electricista, costurero. La dignidad te la da el llevar el pan a casa", dijo.

Cuidar la naturaleza

Olvidarse pronto de lo malo que afecta la vida. "La necesidad de hablar mal del otro indica una baja autoestima, es decir: yo me siento tan abajo que en vez de subir, bajo al otro. Olvidarse rápido de lo negativo es sano", dijo.

Dejar de lado el proselitismo religioso para contagiar la fe desde un diálogo que no se impone. "Podemos inquietar al otro desde el testimonio, para que ambos progresen en esa comunicación, pero lo peor que puede haber es el proselitismo religioso, que paraliza: 'Yo dialogo contigo para convencerte', no. Cada uno dialoga desde su identidad. La Iglesia crece por atracción, no por proselitismo", aseguró.

Buscar activamente la paz. "Estamos viviendo en una época de mucha guerra. En África parecen guerras tribales, pero son algo más. La guerra destruye. Y el clamor por la paz hay que gritarlo. La paz a veces da la idea de quietud, pero nunca es quietud, siempre es una paz activa", aseguró.


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