¿Te
ha pasado alguna vez que, al terminar de leer un texto, descubres que no has
retenido nada o casi nada de lo que acabas de leer? ¿Tu mente se distrae cuando
necesitas mantener la concentración? ¿Te resulta difícil sentarte y
concentrarte?
Alguna vez te has dicho cosas como “Estoy perdiendo la memoria, todo
se me olvida” o “Soy un despistado”, “Siempre pierdo todo”.
Lamentablemente ocurre con frecuencia y suele ocurrirnos a menudo
cuando más acelerados estamos en cuestiones personales o profesionales.
La concentración es como un músculo, podemos aprender a entrenar nuestra
capacidad de atención, para así mejorar nuestros niveles de concentración, y de esta
forma aumentar nuestra productividad. El cerebro, como cualquier otro órgano, se fatiga y necesita periodos de
descanso para recuperar su buen nivel de funcionamiento.
Al igual que el corazón o cualquier otro órgano no puede
estar en su máximo rendimiento durante periodos demasiado prolongados de
tiempo; con el cerebro
pasa lo mismo. Y de hecho para protegerse si nosotros no paramos la
actividad, nuestro
organismo nos obliga a parar, desviando la atención.
Destina
un tiempo a lo que debes concentrarte en hacer. No permitas que tus
problemas o preocupaciones te distraigan. Establece un sistema de premios.
Prémiate
por mantener la concentración. Existen muchos factores externos que
influyen en tu capacidad para concentrarte, como por ejemplo las interrupciones
externas por parte de otras personas. Es importante aprender a controlarlas si, en tu caso
concreto, es una de las causas que te impiden concentrarte.
Si
hacemos diariamente actividades para mantener nuestro cerebro en acción,
la habilidad para
recordar, para memorizar, se estará estimulando y, por lo tanto, recordaremos
más fácilmente cosas cotidianas como la lista del supermercado, números
telefónicos, nombres de los vecinos, etc.
¿Qué
podemos hacer para mejorar nuestro nivel de atención en general?
Es muy fácil. Prueba con uno de los siguientes consejos al menos una vez al día.
1.
Relájate
Relajate siempre antes de iniciar cualquier actividad que
te requiera concentración. Practica durante 5 minutos la respiración
consciente, consiste en observar tu respiración., cierra los ojos y respira
profundamente, fijándote en como entra y sale el aire de tus pulmones. No
intentes hacer nada con él, únicamente pon toda la atención y el foco en tu
respiración. Aunque lleguen pensamientos distractores, vuelve a concentrarte en
tu respiración. Es una manera rápida y fácil de calmar tu mente distraída
siempre que te sientas desconcentrado.
2.
Ejercita la mente
Realiza crucigramas, sopas de letras, sudoku, lee y toma
curso en temas que te gusten. Realiza otras cosas que hagan trabajar al
cerebro, tales como escribir o cepillarse los dientes con su mano no dominante.
3.
Aprende de memoria
Cada día aprender algo nuevo, una poesía, una canción,
una oración, varios números de teléfonos, palabras nuevas del diccionario y su
significado. Los recursos o nemotecnias, siglas, rimas y chistes pueden
ayudarte a recordar las cosas que deseas, como nombres y fechas. La repetición
o la información relativa a algo a la que estás más familiarizado puede
ayudarte.
4.
Quédate mirando fijamente a algo durante 5 minutos
Escoge un objeto de tu entorno como un lápiz, una marca
en la pared, tu escritorio, una planta, una esquina de la habitación, un botón
de tu camisa, una foto, cualquier cosa que se te ocurra. Se trata de que mires
el objeto fijamente hasta que empieces a ver cosas en las que normalmente nunca
te fijas. Por ejemplo, el punto negro que hay en la pared y las manchas cerca
del techo. fijándote en sus colores, texturas, formas y en cualquier movimiento
que pueda tener. No analices nada, solo míralo y fíjate en él. Si tu mente
empieza a deambular, vuelve a fijar tu atención en el objeto. Si lo miras
fijamente durante un tiempo empezarás a darte cuenta de que parece distinto,
que la forma que tiene no era la que tú pensabas que tenía. No hace falta nada
más. Mira fijamente y observa.
Una pequeña variación es la técnica de “mirar fijamente
la vela”. Consiste en mirar fijamente una vela encendida durante 30 segundos y
después cerrar los ojos durante unos segundos intentando dibujarla mentalmente,
con tanta claridad como sea posible e intentando recordar la llama. Cuando la
nitidez de la imagen desaparece, vuelve a mirar la llama otros 30 segundos y
repite los mismos pasos. Con esta práctica, además de mejorar la concentración
también mejoras tu memoria.
5.
Siéntate y escucha
En una silla o en el suelo. Ahora cierra los ojos y
escucha. A ver cuántos sonidos distintos eres capaz de reconocer. Al principio
te parecerá una mezcla indescifrable y, poco a poco, vas a identificar sonidos
distintos. Poco a poco. Empieza a contarlos. Cada vez que hay uno nuevo,
incrementa la cuenta. ¿Cuántos sonidos distintos oyes? Seguro que muchos más de
los que imaginabas en principio.
6.
Imaginar que te separas de tu entorno
Cuando estés, por ejemplo, trabajando en tu ordenador o
leyendo, imagina que existen paredes o montañas insonorizadas a tu alrededor
que te separan y te aíslan del resto del mundo. Hazlo de forma intencionada
durante unos minutos. Esta técnica es particularmente útil si tienes que
trabajar en un ambiente ruidoso o ajetreado y no puedes hacer nada para
evitarlo.
7.
Respetar los ciclos de sueño-vigilia
Dormir un número adecuado de horas, ayudará a mejorar
nuestros niveles de atención y concentración. El sueño tiene una función
reparadora y restablece el equilibrio del organismo, y por lo tanto, es
fundamental para cualquier tipo de actividad tanto física como intelectual.
8.
Descubre el interés
Puesto que es más fácil enfocarse en algo que te
interese, piensa en cualquier aspecto de la tarea que la haga interesante. Si
el tema no te interesa, quizá pueda resultarte atrayente en cómo esta tarea
puede beneficiarte a ti o a otras personas. O tal vez puedas enfocarte en las
habilidades que adquieres al hacer esa tarea. Rétate a ti mismo para ir
mejorando tu interés con el tiempo.
9.
Escribe lo que piensas
En vez de intentar suprimir los pensamientos que te
distraen mientras estás trabajando, escríbelos de manera que puedas ocuparte de
ellos más tarde. Esto te descarga automáticamente del pensamiento perturbador y
libera tu mente para que puedas concentrarte en lo que tienes entre manos
ahora.
10.
Realiza ejercicios (deporte)
Los buenos hábitos en la alimentación nos ayudan a
reducir el estrés, a mejorar la sensación de bienestar, la salud y en la medida
que estemos bien físicamente, estaremos en mejores condiciones intelectuales,
lo que puede aumentar nuestra capacidad de rendimiento el realizar ejercicio
físico mejora el rendimiento cognitivo. La práctica regular de un deporte ayuda
a liberar la tensión muscular lo que conlleva liberar tensión mental, aumentan
las endorfinas y con ellas se reduce la sensación subjetiva de ansiedad y de
estrés.
11.
Hidrátate con frecuencia.
Bebe agua porque ayuda a deshacerse de toxinas en tu
cuerpo y, en general, ayuda a mantener tu cuerpo y mente sana.
Ahora que ya sabes cómo mejorar la concentración, la
próxima vez que te encuentres delante de tu objetivo ten estos ejercicios a la
mano. La concentración es una actividad como cualquier otra. Cuanto más practiques, mejor
será tu capacidad de concentración.
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