La calidad de tu sueño tiene un
enorme impacto en tu vida diaria. Un sueño pobre o desordenado puede afectar tu
concentración y tus habilidades para interactuar con los otros.
Si no te despiertas sintiéndote
fresco, aquí te presentamos algunos hábitos alimenticios que debes tener en
consideración, pues podrían estar afectando tu capacidad de descanso mientras
duermes.
No…
Comas mucho o poco. Un bocadillo
ligero a la hora de dormir puede facilitar el sueño, pero demasiada comida
puede provocar incomodidad digestiva y mantenerte despierta.
Bebas alcohol. A pesar de que en
pequeñas cantidades ayuda a conciliar el sueño, el alcohol puede empeorar el
insomnio e impedir disfrutar de un sueño profundo, el cual es necesario para
que el cuerpo se autorepare. El alcohol también puede deshidratarte y dejarte
exhausto al día siguiente.
Consumas cafeína. Si eres sensible
a la cafeína, evítala por las tardes y noches.
Comas grasas. Si consumes un
cena alta en grasas o con ingredientes que provoquen indigestión o acidez, tu
sueño puede verse perturbado.
Cenes demasiado tarde. Irte a la cama
con el estómago lleno te pone en desventaja gravitacional, facilita la subida
de ácidos a través del esófago lo que puede provocar acidez y convertir el
conciliar el sueño en todo un reto.
Tomes fluidos antes de ir a la
cama.
Evita los líquidos después de cenar para reducir la necesidad de ir al baño
durante la noche.
Sí…
Toma leche y miel. La leche
contiene un aminoácido esencial (triptófano) que es un sedante natural. Los
carbohidratos facilitan la entrada del triptófano al cerebro, así que una
cucharada de miel con leche es la solución perfecta.
Come un sándwich de pavo. Ésta es otra
combinación somnífera de triptófano y carbohidratos.
Come un plátano con
leche. La vitamina B6 del plátano tiene un efecto
soporífero similar cuando se mezcla con triptófano.
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